Corazón de bruja
El edificio que alberga el Mercado de Hermosillo es hermoso, geométrico, bicolor, tímido y mentiroso. Su belleza se aprecia en su nostálgico estilo porfiriano, en el pequeño barandal que circunda el techo, en sus ventanas arqueadas, en los relojes de las fachadas de las cuatro puertas de las esquinas, y en el relieve que presume 1902 como fecha de fundación en su costado sur, que es el de la calle Plutarco Elías Calles.
Víctima de varias remodelaciones, el edificio ha logrado mantener casi intacta no solo su fachada sino su estructura y distribución. La última de estas remodelaciones puso toldos redondos y medio afrancesados color verde botella a sus ventanas; este último cambio también le dejó al Mercado en las banquetas, parquímetros, botes de basura y rampas para sillas de ruedas.
Siempre a la moda, la mitad de los locales exteriores del Mercado que antes eran mercerías y sombrererías ahora con negocios en donde se ponen uñas postizas, se venden productos para estéticas y materiales para la elaboración de bisutería. En los locales tradicionales consigue uno desde “servilletas” para bordar hasta máscaras del santo, envoltura de regalo y ramos de novia.
El Mercado número 1 de Hermosillo, oficialmente “José María Pino Suarez” aunque nadie se refiere a él por su nombre, no es solamente el edificio color trigo con guardapolvos originalmente color granate (según la codificación oficial de tabla de colores de dominio específico de html4 y mirado desde mi monitor), que ahora por la acción decoloradora del sol a tomado un color como papaya medio achocolatado; el mercado no se circunscribe digo, al edificio sino que se extiende a las banquetas en la temporada navideña y durante la de venta de coronas fúnebres para las fiestas de 1 y 2 de noviembre. En mi tierra huasteca le llaman guardapolvos (aunque la real academia de la lengua española no acepte este significado para esta palabra) a la parte baja de la pared que suele pintarse de un color más oscuro que el resto, preferentemente de pintura de aceite, para proteger el muro.
En su costado poniente hay un andador (que de no serlo sería la calle Vicente Guerrero) ahí se encuentra una fuente, de la que lo único que brota son chismes y “la comenta” de la parte viva del exterior del Mercado: los boleros, los predicadores, las vendedoras de chiltepineros (a diez), los de periódico y los de billetes de loterías y sorteos, y uno que otro que, reloj o perfume en mano suele inspirar más desconfianza en la legitimidad del origen de su mercancía que ganas de comprarles algo. Esta placita también cuenta con servicio de toma de presión arterial a cambio de una módica cuota, y sobre todo cuenta con la fidelidad de los ciudadanos que van diariamente a platicar y a dejar correr el tiempo aprovechando que este andador, por estar techado los protege del sol.
Un cajero automático que se usa para recargar las tarjetas del transporte público (que a veces no recibe billetes, a veces no recibe monedas y la más de las veces no recibe ninguno de los dos) afea este andador en el que se llevan a cabo mítines políticos, campañas de vacunación, sesiones fotográficas con santacloses aburridos, encuentros de enamorados, venta de collares y pulseras artesanales elaboradas ahí mismo por mujeres a las que solemos etiquetar como “oaxaquitas” aunque no sepamos de donde vienen. Este cajero se encuentra frente a la puerta de una conocida negociación que vende revistas pornográficas.
Si se entra al edificio por las puertas de las esquinas se encuentra uno en un pasillo que a ambos lados tiene expendios de comida que cuentan con un mostrador o barra forrada de azulejos y bancos de un solo pie atornillados al piso en los que clientes habituales disfrutan de dos de las tradiciones gastronómicas hermosillenses: el café colado y las malteadas del mercado; café que ha servido de inspiración para hacer todo tipo de negocios y amarres políticos. Para acompañar estas bebidas puede uno pedir tacos de barbacoa, cabeza o chicharrón, tamales, menudo, cocido o simplemente una coyota; un poco más adentro se puede pedir una comida completa que incluye arroz, guisado y frijolitos.
Aunque el edificio no es muy grande y es de una sola planta (excepto una pequeña área en la que en un segundo piso se encuentran unos baños públicos muy limpios y bien cuidados) encuentra uno en sus pasillos “de todo”: verdura, fruta, quesos, chorizo, chilorio, chicharrón y manteca de res y de puerco, flores, huevo, carne de pollo, puerco y res. Ésta última no es la deliciosa carne de ganado fino, criado en los establos que le ha dado fama y renombre internacional a Sonora; la carne del mercado es más modesta, es ganado “de rancho” contestan los carniceros si se les pregunta porque es más dura que la que se vente en las carnicerías-boutique; yo sospecho que es ganado de desecho que ha dejado de producir crías y leche, es decir, son animales viejos, pero eso sí, es mucho más barata que la otra.
Si se aventura uno por la entrada que se encuentran en el costado de la calle Mariano Matamoros se adentra uno al mundo de la mercancía china, de mala calidad pero barata y de la piratería que ofrece éxitos musicales y fílmicos de todo género y para todos los gustos a precios piratas. Adentro, un poquito más adentro, se encuentra el corazón supersticioso de Hermosillo, un corazón de bruja que practica la magia blanca, negra y de todos los colores, que vende pócimas, lociones, polvos, hierbas, velas de colores, plumas, jabones, fotografías de Malverde y de la santa muerte, pero sobre todo, es la bruja-mercado que vende ilusiones, sueños y esperanzas: para el que anda “piojo”, para al que le han hecho un “trabajo” o le hicieron “mal de ojo” o para el que lo único que pide es que regrese el ser amado.
Doña Rosa su descripción me encanto! Ya que cuando la leí en algunas partes parecía que estaba leyendo una historia, me encanto las palabras que usa "tímido" "mentiroso"..."pero sobre todo, es la bruja-mercado que vende ilusiones, sueños y esperanzas: para el que anda “piojo”, para al que le han hecho un “trabajo” o le hicieron “mal de ojo” o para el que lo único que pide es que regrese el ser amado"... en los elementos creo que al igual que todos tomamos los vistos a simple vista, como los locales, los alimentos, la plaza y las personas que van a pasar el día, algo que me pareció interesante es como usted cataloga que una taza de café ha servido como "amarre político", pero se me viene a la mente que así como usted dice ha servido de amarre político, quizás también para contratos económicos, etc.,
ResponderEliminarEl elemento que creo que usted tomo en cuenta y no sé si los demás compañeros lo hicieron es el que el cajero para recargar las tarjetas del "Bus Sonora" afea el lugar.. ¿porqué desde su opinión afea el andador?
Rosa, tu descripción hace uso de palabras interesantes como: tímido y modesta.
ResponderEliminarCreo que es una descripción muy buena y detallada, tanto del espacio interior como externo. El usar andador como muestra de que esa deberia ser una calle de tránsito vehicular me parece importante mencionarlo.
Buen trabajo.
Me gustó mucho la descripción, muy detallada y por lo mismo rescata muchos aspectos de la vida en el mercado municipal, la arquitectura, sus colores, su gente, los negocios, los productos, sus alrededores.
ResponderEliminarRescato especialmente el afán por identificar el "color" echando mano de la computadora.
Excelente ejercicio.